viernes, 30 de enero de 2009

Una historia de Vitoria-Gasteiz.......

Allá en el año 1942, Don Sebastián Ocón abrió una cantina en la calle Chiquita número 1 de Vitoria. Según consta en los archivos municipales en la hoja número 2 de la Sección de Contribuyentes, Industria y Comercio, figuraba como gremio de cafetines, con la tarifa primera, clase 5ª, número 3, y con una cuota contributiva anual de 673 pesetas y 15 céntimos. Don Sebastián era natural del pueblo riojano de El Redal y estaba casado con Esperanza, asturiana ella.
El cafetín, en aquellos años, no tenía calificativo: se le conocía como Casa Sebastián. Sebastián solía indicar que no era preciso ponerle nombre, "con tener uno un buen carácter, ser amable, y sobre todo vender buen vino, lo demás lo harán los clientes", explicaba. Años después el cafetín fue traspasado a Valentín Díaz, que estaba casado con Florencia Bretón López (la Flor), también natural de El Redal. Es entonces cuando Valentín lo bautiza, en deferencia a su esposa, como La Flor de la Rioja.

Encima del mostrador de La Flor, sobre unas baldas, unos muñequitos de madera pintados con los colores del equipo de fútbol al que representaban, quedaban ordenados según quedaban clasificados en cada jornada futbolística. Y después de más de cincuenta años, todavía Miguel Vivas, el tasquero, seguía con esa tradición. Pues aunque con los años el bar cambió varias veces de dueño, todos siguieron manteniendo ese entrañable ordenamiento futbolístico. Y la vieja, pero fiel clientela, hasta hace cuatro días realizaba su diaria visita a La Flor, obligada por la tácita ley no escrita del chiquiteo o del porroncillo. Fácil era ver en la clásica tasca a miembros de la antigua plantilla del Alavés: Iturrospe, Coque, Ayerbe o Fernando Montero. Y digo hasta hace cuatro días porque el pasado sábado La Flor murió enterrada entre escombros tras ser derruido, por orden municipal, el edificio ubicado en el número 5 del cantón de Santa María. Así es: uno de los bares más antiguos de Vitoria ha sido derribado. Un espacio que formaba parte de la biografía de la ciudad. Pero no importa: desaparecida una parte de la memoria viva de Vitoria, la perspectiva para admirar la trasera de la catedral Santa María ha mejorado. Suponemos que en el espacio que antes ocupaba La Flor ahora se construirá una plaza para que los turistas puedan extasiarse contemplando la bella trasera de nuestro templo por excelencia. Mala suerte, flor de la memoria. Brotaste en mal sitio. Si hubieras echado tus raíces unas calles más abajo, te hubieras salvado. Pero no pensemos mal: desde la Agencia de Renovación Urbana se insistía en la necesidad de derruir el bloque. "La reforma no era viable económicamente. No se justificaban los elevados costes", insistía. Muy razonable, muy lógico. Regar La Flor de la memoria no es rentable… económicamente.

via: http://www.noticiasdealava.com/

jueves, 8 de enero de 2009

V de Vendetta...

No puede ser esto… Ver una película en la televisión y levantarse pronto son totalmente, si si, totalmente incompatibles. Pero bueno que se le va a hacer. La película merecía la pena y además el día que la ví en el cine pues me gusto.
“V de Vendetta” una peli de los hermanos Wachowski e inspirada en es una novela gráfica formada por una serie de diez comic books escritos por AlanMore es una película que por lo menos te hace pensar un poco en el mundo en el que vivimos y aunque la película esta ambientada en un futuro, ese futuro parece no muy lejano y en algunas ocasiones hasta parece que lo estamos viviendo ya.

En una parte de la peli, “V” se dirige a la población de Londres (que es la ciudad donde esta ambientada) y suelta un discurso digno de leer un par de veces, girar nuestra cabeza alrededor y darnos cuenta en que se diferencia el discurso de nuestra realidad.

Aquí dejo ese fragmento de discurso para que por lo menos nos haga reflexionar un poco jeje:


“¡Buenas tardes, Londres!
Permitid que, primero, me disculpe por la interrupción. Yo, como muchos de vosotros, aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía. A mí, me gusta tanto como a vosotros. Pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado (normalmente asociados con la muerte de alguien o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con una fiesta nacional), he pensado que podríamos celebrar este 5 de noviembre (un dia que, lamentablemente, ya nadie recuerda…) tomándonos 5 minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco.
Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos… Sospecho que, en este momento, estarán dando órdenes por teléfono, y que hombres armados ya vienen de camino.

¿Por qué? Porque mientras pueda utilizarse la fuerza… ¿Para qué el diálogo?
Sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado y, si se escuchan, enuncian la verdad. Y la verdad es, que en este país, algo va muy mal, ¿no?

Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión… Antes teníais libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensábais… Ahora, teneis censores y sistemas de vigilancia que os coartan para que os conforméis y os convirtáis en sumisos.

¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros… Y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable… Sólo tenéis que miraros al espejo.

Sé por qué lo hicisteis, sé que teníais miedo… ¿Y quién no? Guerras, terror, enfermedades… Había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y, presas del pánico, acudisteis al actual líder, Adam Sandler. Os prometió orden, os prometió paz… Y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión.

Anoche intenté poner fin a ese silencio. Anoche destruí el Old Bailey para recordar a este país lo que ha olvidado.
Hace más de cuatrocientos años un gran ciudadano deseó que el cinco de noviembre quedara grabado en nuestra memoria. Su esperanza era hacer recordar al mundo que justicia, igualdad y libertad son algo más que palabras; son metas alcanzables.
Así que si no abrís los ojos, si seguís ajenos a los crímenes de este gobierno, entonces os sugiero que permitáis que el cinco de noviembre pase sin pena ni gloria… Pero si veis lo que yo veo, si sentís lo que yo siento y si perseguís lo que yo persigo, entonces, os pido que os unáis a mí, dentro de un año, antes las puertas del parlamento… Y juntos, les haremos vivir un cinco de noviembre que jamás, jamás nadie olvidará.”